El ataque alemán desahucia a
España
El pánico financiero y
la austeridad que impone Alemania le reportan grandes beneficios y favorecen la
apuesta de los grandes especuladores contra las deudas soberanas de los países
del sur de Europa
Manuel Ballbé / Yaiza Cabedo29 NOV 2012 - 00:02 CET (El
País.Com)
Los
economistas reiteran hasta la saciedad que la imposición merkeliana de
austeridad es un error, pero siguen sin entender que se trata de una truculenta
estrategia del Gobierno y la banca alemana para desvalijar al sur de Europa con
el fin de tapar el enorme agujero financiero alemán. Este expolio es posible
debido a una desregulación jurídica que desde 2000 ha desplazado el capitalismo
productivo por un “mercado casino” sin supervisión administrativa, en el que ha
quedado suprimido el delito de información privilegiada y que funciona mediante
apuestas en las que no hay que identificarse. Esta bolsa privada y sin
transparencia, localizada en Nueva York y Londres, está en manos de un cartel
compuesto por seis megabancos norteamericanos y seis europeos, todos quebrados
y rescatados por sus Gobiernos, es decir, por los contribuyentes.
Este es el
verdadero origen de la crisis: un nuevo capitalismo de casino y de apuestas en
productos financieros tóxicos —como las hipotecas subprime—, que ahora
especula con la deuda soberana de los países del sur. La causa de la crisis,
pues, no es ni la burbuja inmobiliaria española, ni el endeudamiento —las
deudas inglesa y alemana eran superiores—, ni la indisciplina fiscal. La
burbuja ha sido hipotecaria: de titulizar y revender hipotecas tóxicas en el
mercado. Precisamente, el Deutsche Bank fue uno de los mayores implicados,
según reveló el Senado americano. Este banco ha colocado productos a sus
clientes a sabiendas de que perderían dinero, tanto en Norteamérica (paquete
“Gemstone VII”) como en Alemania, donde el Tribunal Supremo le condenó en 2011.
Los ciudadanos alemanes fueron las primeras víctimas de la voracidad de sus
bancos.
Alemania,
además, es quien promovió las apuestas contra la deuda del sur. El Deutsche
Bank fue uno de los artífices de este nuevo Merk-ado de deuda soberana
—y de su índice de precios Markit— que disparó los ataques
especulativos. Goldman Sachs asesoró a Grecia para ocultar su deuda y así logró
entrar en el euro, después, con esta información privilegiada, apostó junto con
Deutsche Bank que Grecia se hundiría. Atacar a países del sur fue la fórmula
del Gobierno y bancos alemanes para recuperar las pérdidas de sus bancos
ludópatas.
Semejante
giro depredador contra la propia zona euro lo motivó la filtración del informe
confidencial del supervisor financiero alemán, el BaFIN (confirmado por otro de
Merrill Lynch), que valoraba en 800.000 millones los activos tóxicos del país
en 2009. Dichos datos delatarían que una Alemania especulativa había
reemplazado a su reputado capitalismo industrial. En vez de procesar a los responsables,
cerraron filas e iniciaron el descrédito del sur para desviar la atención y
sojuzgarlos.
Las Bankias
alemanas han sido muchas: Hypo Real Estate fue rescatado con más de 100.000
millones de euros y en 2009 fue nacionalizado en un 90%; el Industriebank
(IKB), con 10.000 millones de euros; los Landesbank (cajas autonómicas), como
el Baden-Württemberg, el West o el Sachsen, recibieron unos 150.000 millones de
euros; el Dresdner Bank, segunda entidad del país, quebró y fue absorbido por
el Commerzbank, que a su vez recibió un rescate de 100.000 millones y cuyo 25%
todavía está en manos del Gobierno de Merkel. El caso del Commerzbank es
ilustrativo, pues el año pasado devolvió parte del rescate al Gobierno, 14.000
millones de euros. ¿De dónde sacó tan cuantiosos beneficios, si no es apostando
en el casino con información privilegiada proporcionada por el propio Gobierno?
Este es el
cambio clave del nuevo capitalismo de casino: los rescates y nacionalizaciones
han transformado a los Gobiernos alemán, británico, suizo y norteamericano en
cobanqueros que ahora disculpan la prolongación de ataques especulativos porque
necesitan que estos bancos tengan beneficios rápidos y puedan devolver el
dinero inyectado.
Además de
estos rescates, Alemania —que se opone a que el BCE ayude a España— oculta que
el Deutsche Bank recibió, solo en 2008, 20.000 millones de la Reserva Federal
norteamericana junto con 60.000 millones para Credit Suisse y UBS (Unión de
Bancos Suizos) a un tipo de interés regalado del 0,01%.
Se entiende
cómo funciona un ataque especulativo tomando el paradigmático caso del imperio
mediático alemán, Kirch. En 2001 los directivos de Deutsche Bank (Ackermann y
Baumann) difundieron rumores falsos de que el grupo no podría pagar su deuda y
que no conseguiría financiación. (¿Les suena de algo?) Provocaron la mayor
quiebra contemporánea para apoderarse de él. En 2011 la justicia alemana
esclareció el asunto y el presidente Ackermann, íntimo amigo de Merkel, dimitió
y propuso una indemnización de 1.000 millones de euros para silenciar el
escándalo. Como se ve, antes de Grecia, ya estaban curtidos en especulación
contra empresas alemanas.
Idéntico
sistema se está utilizando para desacreditar al sur. ¿Cómo se beneficia
Alemania de este ataque a España?
1. Genera rumores para disparar el interés
que pagará España cuando pida prestado dinero. 2. Impone privatizaciones
de empresas rentables (aeropuertos, AVE, lotería…) que, de no resistir el
Gobierno, pasarán a manos del norte a precio de ganga. 3. Provoca
asfixia crediticia para devaluar las acciones de las multinacionales
(Telefónica, Iberdrola, Repsol, Gas Natural…), con lo cual pueden apoderárselas
grupos alemanes. 4. Pero lo más rentable al propagar pánico financiero
—que es delito— es la huida de dinero por miedo a un corralito. De
España en ocho meses de 2012 han salido 330.000 millones de euros (a los que
hay que sumar su equivalente en Grecia e Italia), que van a parar a bancos de
Suiza, Luxemburgo, Holanda y Alemania, cifras “sin precedentes”, según
Bloomberg. El austericidio reporta grandes beneficios…
Bajo el
disfraz de la “(in)dependencia”, Jens Weidmann, presidente del Banco Central
alemán, ha contribuido a este pánico cuestionando cada test favorable a España.
Sigue la línea de su predecesor, Axel Weber, quien el mismo año en que dejó el
Bundesbank (2011) fue “premiado” por hostigar al sur con la presidencia de UBS,
uno de los bancos privados del eje alemán que se beneficia de la deportación de
miles de millones provenientes del sur.
El escándalo
del líbor-euríbor y Barclays es la última prueba de las prácticas fraudulentas
y especulativas de este cartel, el cual alteraba el precio al que se presta el
dinero e incrementó el coste de las hipotecas de los europeos. Entre los
implicados están el Deutsche Bank, Credit Suisse y UBS junto con Lloyds y Royal
Bank of Scotland (RBS) —son las Bankias del Gobierno inglés, nacionalizados en
un 40% y 80%—.
En cambio,
nuestros principales bancos, Santander, BBVA y La Caixa, no están implicados en
semejantes prácticas. Tampoco han necesitado rescate y el Santander es el mejor
banco del mundo según Euromoney. Son un apetecible botín de guerra.
La Comisión
Europea no ha detectado el cartel del líbor, ni el entramado especulativo sobre
la deuda griega oculta, ni destapa el club bancario que controla el mercado
casino de Londres (denunciado todo por la prensa norteamericana). Tampoco
indaga quiénes son los beneficiarios del ataque especulativo que está
desahuciando a los Estados del sur. ¿Seguirán la UE y el comisario Almunia
haciendo la vista gorda a esta manifiesta vulneración del derecho de la
competencia? Lo que sí sabemos es que su antecesor, lord Brittan (diseñador del
mercado casino con Thatcher), se colocó como vicepresidente de UBS. Otro
vicepresidente de la UE, Solbes, es hoy asesor de Barclays.
El Gobierno
alemán, el gran desahuciador, pretende apropiarse del capital del sur hasta las
elecciones de 2013. España tiene que resistirse al rescate draconiano y
reaccionar para desenmascarar esta política perversa de austeridad con
movilizaciones y demandas judiciales. El Tribunal de la UE (caso Sint
Servatius, 2009) declaró justificada la restricción a la libre circulación
de capitales si “socava el equilibrio financiero de las políticas sociales”.
Más aún, si tal especulación socava la soberanía económica y la estabilidad de
un país miembro. Presenciamos pasivamente la destrucción del mercado único
europeo y la imposición de un mercado único euro-alemán.
Thomas Mann
ya nos alertó: en vez de una europeización de Alemania, se está implantando una
alemanización económica de Europa.
Manuel Ballbé es catedrático de Derecho de la UAB
y Yaiza Cabedo, abogada.
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