jueves, 28 de junio de 2012

LA COOPERACIÓN Y A PARTICIPACIÓN SON INDICADORES DE SATISFACCIÓN

Viendo “El Follonero” me llamaron la atención las palabras de un exdirectivo de la Bolsa de París que afirmaba que la crisis económica demostraba el fracaso de una sociedad que se basaba en dos coordenadas, la competitividad y el enriquecimiento individual como paradigma de éxito social.



La salida a esta situación la veía en el necesario cambio de coordenadas basadas en la cooperación y lo que él denominaba el bien común.


Es curioso como leyendo a los teóricos de la Psicología Positiva ( Martin Seligman, Robert Sapolsky..) llegan a las mismas conclusiones a través del estudio del miedo y la felicidad.



Nos han hecho creer que la competitividad en el hombre es innata y sólo sobreviven los más fuertes, entendiendo por esta fortaleza, no la adaptación al medio ,sino a la potencialidad de derrotar al adversario.


Sin embargo el origen de los mamíferos parte de planteamientos colaborativos. El primer organismo pluricelular surge a raíz de la integración de diferentes amebas en un cuerpo único.


Cuando el hombre toma conciencia de su existencia aparece el miedo a la muerte, no sólo por las luchas tribales sino por los potenciales ataques de otros seres vivos. Este miedo a la muerte es el que da origen a la religión y al arte como mecanismos de prolongación de la vida y al poder político como hipotético protector frente a las amenazas y al que el individuo se somete para seguir obteniendo sus parabienes.


Yo siempre he entendido que el modelo de la cooperación y el bien común es el que debía caracterizar a la izquierda. Sin embargo la competitividad y la búsqueda del éxito social o el enriquecimiento nos recorren a cada uno y a nuestros dirigentes en particular.


Creo que nuestros representantes deberían virar sus planteamientos. Creo que se debería mirar la felicidad del ciudadano. Nos sorprende cómo, una vez alcanzado un nivel económico que ayude a satisfacer las necesidades básicas, la felicidad aportada por el dinero es efímera. Pero esta afirmación no la hago basándome en un criterio moral, sino en las investigaciones científicas de la Psicología Positiva.


“Las técnicas modernas para auscultar el sentimiento de la opinión pública han permitido extraer una conclusión irrefutable: una reducción de dos tercios de los ingresos provoca un declive del índice de felicidad de sólo dos puntos en una escala de diez a cien; pero la degradación de las libertades políticas acarrea un cataclismo en los niveles de de felicidad individual idéntico al de un divorcio, el paro o el deterior de la salud”. El Viaje a la felicidad. Eduardo Punset.


Las libertades políticas se deterioran cuando se cercenan dos elementos fundamentales de la calidad democrática:


El derecho de expresión y la participación en la “res pública”

Texto remitido por Alfonso Carmona

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